En algún lugar de este libro, Raúl Quinto lo define como «anotaciones a la perplejidad»: un intento de traducir a palabras el impacto sin nombre que le produjo el nacimiento de su primer hijo. Hijo es una obra imposible por definición, porque intenta hablar desde una conciencia de lo anterior a las palabras, hundiéndose en las raíces de la sangre y del universo. Sobre esa paradoja Raúl Quinto ofrece un libro de prosa híbrida —en la línea de Idioteca o Yosotros—, en el que se encuentran la autobiografía, el ensayo, la narrativa y la poesía. Con estos mimbres, Hijo propone un viaje desde la emoción de la experiencia íntima a la historia familiar, y al mismo origen de la especie y del universo; un método para explicar qué es su hijo y aquello que siente al verlo nacer, cuestionando siempre la capacidad del lenguaje —y de la literatura— para poder decir. Un libro que insiste en varios asombros diferentes: el de la literatura, el de la realidad. Al lector —o lectora— le tocará escoger y definir.