Desde que se publicó por primera vez, en 1846, el Libro de Nonsense se ha venido reeditando ininterrumpidamente hasta nuestros días. ¿Qué es lo que tiene este libro que interesa a tantos y tan variados lectores? Aparentemente, son sólo versos humorísticos acompañados de dibujos, pero el libro aborda un conjunto de materias profundas e importantes: las singulares relaciones que unen a los humanos y a los animales; una serie de casos de alimentación prodigiosa; el miedo hacia los diferentes que sienten algunos; la conveniencia de una buena educación para moverse por nuevos ambientes; las increíbles proezas realizadas por personas octogenarias; etcétera.
El autor podía haber escrito unas meditaciones filosóficas o un tratado de buenas maneras, pero, como dibujante salvaje y poeta sofisticado que era (o viceversa), le salió un libro para niños. ¿Qué sentido tiene editar esta obra en 2017? Bueno, no diremos que tenga algún sentido, pero sí que era algo que deseábamos hacer desde hace tiempo. En primer lugar porque, aunque es un clásico que admite todo tipo de versiones, sorprende que haya tan pocas ediciones preocupadas por la buena presentación de los dibujos; y eso a pesar de la influencia que Lear ha ejercido en muchos artistas. Por citar algunos: Franciszka Themerson, Edward Gorey y Quentin Blake.
Este Libro de Nonsense, haciendo honor a su título («libro sin sentido») también aspira a que niños y mayores abandonen por unos segundos las distracciones tecnológicas que consumen la mayor parte de su tiempo libre y se dediquen a practicar la rima. Es un hermoso pasatiempo que le hace sentir a uno muy bien. En un instante nos veremos convertidos en poetas salvajes y sofisticados, y nos imaginaremos viviendo en la naturaleza y comiendo raras variedades de bayas silvestres. Y si en algún momento nos encontramos rodeados de gente fastidiosa (que la hay, lo mismo en el siglo XXI que en el XIX), sabremos cómo ahuyentarla siguiendo el ejemplo de Lear: escribiremos divertidos versos y actuarán como los más eficaces conjuros.